El futuro parece habernos dado alcance y se nos muestra en este escenario curioso e inesperado, superando toda imaginación. El nuevo panorama que se avizora se muestra estricto para la empresa, particularmente para la mediana y la pequeña, imponiéndole una tercia de exigencias.
Tres cosas son imperativos hoy en el mundo de los negocios, tres “C”: Cash (efectivo), Competitividad y Creatividad.
Cash is King, se ha dicho, y es que este recurso se ha vuelto de pronto escaso y resulta perentorio cuidar de lo que se tiene. El confinamiento ha vaciado las arcas de las familias y de las empresas pymes y no hay margen ya para mayores dilaciones. La nómina, los gastos, los impuestos, las compras, los proveedores. ¿Cómo enfrentar estas responsabilidades en un momento de contracción obligada? Aparece la imagen de una especie de callejón sin salida, donde hay una presión por un lado y no hay flexibilidad por el otro. Habrá que construir esos acuerdos que se antojan necesarios.
La competencia arrecia. Las noticias abundan con casos de empresas, similares siempre a la nuestra, que sorprenden con salidas ingeniosas que les ayudan a salir del paso apretado que atraviesan. Quedamos boquiabiertos cuando leemos sus movimientos que nos provocan acaso un dejo de envidia. Nos arrebatan un suspiro cuando reconocemos esos casos ejemplares que quizá nos inspiren a la vez para probar lo nuestro. Bien, pues es momento de dejar correr nuestra imaginación y combinarla con nuestra experiencia en aras de desarrollar salidas propias para nuestra empresa en la situación que atravesamos. Eso definirá nuestro perfil competitivo y nos dará atributos meritorios para asomar nuestro rostro en esa “selfie” ganadora.
Y la Creatividad, culmen de todos los anhelos de distinción, principio y fin de la grandeza. Enfoquemos en esta última “C” y veamos qué es la creatividad, por qué es necesaria y cómo es posible alcanzarla.
Creatividad es una nueva visión; ver las mismas cosas que todos, pero de manera diferente. Creatividad es un nuevo camino; ir quizás al mismo lugar, pero por rutas distintas.
Recordando al excelente maltés Edward de Bono, podemos señalar que hay dos tipos de creatividad: la que se inspira en lo que está mal y se orienta a corregir los errores, y la que se inspira en lo que está bien y se orienta a perfeccionar lo que está correcto. El primer tipo, “creatividad de mantenimiento”, es la creatividad que reduce los costos, disminuye los defectos, aumenta la eficiencia, la simplicidad y la calidad.
En la cultura occidental “mejora” equivale a resolución de problemas. Ante cualquier situación, buscamos los defectos, los cuellos de botella o los altos costos, y tratamos de corregirlos. En la cultura oriental, en cambio, suelen apreciar lo que está bien e intentan superarlo. Para los japoneses, la “mejora” no sólo abarca “lo que está mal”, sino también “lo que funciona bien”. Este es el segundo tipo de creatividad.
Para ser creativo se necesita algo más que la intención o el deseo de serlo. Si un grupo de personas quisiera visitar cierta ciudad, podría elegir ir por tierra o por aire, bastaría con ponerse en marcha. Pero si dicho grupo quisiera escalar el Everest, deberá primero prepararse y aprender las técnicas de alpinismo. Lo mismo sucede con la creatividad en las empresas: para convertirse en organizaciones creativas, deberán aprender ciertas técnicas que asegurarán su camino exitoso hacia esa nuevas ideas que le diferenciarán de la competencia y le singularizarán ante sus públicos.