Cuando todo esto pase hay cosas que habrán cambiado para siempre, se dijo. Yo me mostré escéptico. Cambiar qué? me decía. Cuando pase esta plaga, todo volverá a lo habitual, pensaba.

Cuando se empezó a hablar de la nueva normalidad yo mantuve mi suspicacia. Pero ahora pienso de manera distinta. He visto que, en efecto, hay cosas que ya han cambiado. Y quizá para siempre.

Lo primero que me hizo repensar en mi postura fue el ritmo del día a día que fue apoderándose de la rutina. El ritmo doméstico fue imponiendo su potestad sobre lo laboral de manera sencilla y constante. Hábitos otrora vigentes se apuntaron en la lista cotidiana por sí solos y se volvieron costumbre. ¿Costumbre? Bien, pues los veintiún días que dicen asientan un hábito ya han ocurrido trece veces en esta cuarentena.

¿Qué he visto volverse hábito? El toque de campana para comer, pero también el desayuno disparador y la cena de clausura; la importancia primera de los niños en la escuela y los trabajos de los adultos tomando pausa hasta su turno secundario; los arreglos y las mejoras domésticas, las recetas innovadoras y las exitosas, volviéndose tema trending en la conversa hogareña.

Como hace años no lo hacíamos, hoy todos desayunamos, comemos y cenamos juntos a la mesa. Y la verdad es que considero esto una bendición inesperada. El golpe de mano de la familia sobre la empresa, sí, simple, pero contundente. Los gastos para mejoras de la casa, postergados tantas veces y protagonistas hoy con tanta claridad que bastaría con mirar a nuestro alrededor para tener evidencia de esto. Nuestros hogares han mejorado quizá porque es la esencia del ser humano el mejorar su entorno. Tal vez sólo requeríamos poner más tiempo -sin distracciones- para que nuestra naturaleza emergiera reinante a recuperar nuestros hogares de aquellos descuidos y procrastinaciones.

Los hábitos de compra son también un cambio (éste, quizá sí esperado), donde los individuos y las familias encontraron un canal que satisfizo sus necesidades a pesar de las restricciones a la movilidad. Ha sido una pena leer sobre el millón de pequeñas empresas que han cerrado en lo que va de esta pandemia. Tal vez son las que no han sabido adaptarse a los caminos digitales que la gente empezó a utilizar como medio para encontrar lo que necesita.

El ritmo doméstico ganador y los nuevos caminos comerciales digitales son dos claros cambios que creo se asientan y refuerzan a resultas de esta pandemia. El tercero es, según mi ver, uno que era tendencia y que se ve cristalizada en hábito, el uso del mobile personal para conexiones para las que se han usado la computadora mayormente, sobre todo las búsquedas en internet y las videoconferencias. Ambas, se ve hoy, tienden a crecer en su uso mediante smart phones.

¿Cómo impacta nuestro quehacer profesional y nuestra intención comercial estos tres cambios?

Ahí está el panorama y nuestra respuesta blowing in the wind hasta que la decodifiquemos y la apliquemos a lo nuestro.

 

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León Mayoral

Publicitario miembro de ASPAC

Por un México bueno, culto, rico y justo.

direccion@leonmayoral.com